En Chile se estima que el 36% de la población tiene alguna patología psiquiátrica y que el 16% sufre depresión. A nivel mundial, el panorama es aún más abrumador: La depresión grave es hoy la causa principal de discapacidad; unas 450 millones de personas sufren trastornos mentales o neurológicos. Alrededor de 50 millones padecen epilepsia y otros 24 millones, esquizofrenia. Cada año, un millón de personas se suicidan y entre 10 y 20 millones intentan hacerlo.
Miedo, prejuicios, estigmas y principalmente ignorancia, han impedido que muchas personas que sufren enfermedades mentales reciban el tratamiento que necesitan. Más aún, un gran porcentaje de ellas ni siquiera alcanzan a ser diagnosticadas, viven escondidas o negadas por sus familiares, quienes asumen a sus parientes con trastornos como una vergüenza o castigo. Muchas de ellas sufren en silencio, muchas sufren solas; muchas nunca reciben tratamiento alguno.
La búsqueda de alternativas a estos sistemas, ha permitido el desarrollo de otros modelos que, en forma más humanitaria, hacen posible no sólo la rehabilitación, sino también la integración de las personas que sufren de discapacidad psíquica.
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